lunes, 10 de febrero de 2014

Buenas tardes.

En los últimos días el nombre del director de cine Woody Allen ha estado en el punto de mira. No ha sido sólo por su éxito al frente de la cinta Blue Jasmine, que aspira a tres estatuillas en los Oscar, sino por algo que concierne a su vida personal. Dylan, hija adoptiva de Allen y Mia Farrow, escribió una carta abierta en el diarioThe New York Post (en el blog de Kristof) en la que hablaba por primera vez de unos acontecimientos ocurridos en el año 1992, acusando a su padre adoptivo de haber tenido entonces supuestamente un comportamiento inadecuado con ella. La hija de Allen, que ahora tiene 28 años, aseguraba en dicho escrito que no iba a guardar silencio durante más tiempo y que era hora de decir la verdad.

El tema se remonta al año 1992, cuando el cineasta se separó de Mia Farrox. Se dijo entonces que Dylan, que entonces contaba siete años, había sufrido un supuesto comportamiento inadecuado por parte de su padre, un caso que fue investigado y en el que no se encontraron pruebas de delito, ni hubo denuncia por parte de Farrow. De hecho en aquel momento, los investigadores concluyeron, tal y como ha explicado ahora Allen, que no existió tal actitud por parte de Allen y que las afirmaciones que hizo la niña podrían haber sido causadas por el momento que estaba viviendo, convulso ya que la separación de la pareja no fue amistosa y hubo una lucha por la custodia de sus hijos -Dylan y Mosses, adoptados por ambos, y uno natural, Satchel Ronan-, o porque había sido manipulada. Woody Allen y Mia Farrow se separaron porque el director se enamoró de Soon-Yi, una de las hijas adoptivas de la actriz que tenía entonces 19 años (él tenía más de cincuenta). 

Ante estas afirmaciones de Dylan, Woody Allen se ha apresurado a contestar mediante el mismo medio, unacarta abierta al diario The New York Times fechada el 7 de febrero, en la que asegura que es su expareja, Mia Farrow, quien estaría tratando de desprestigiarle. Asegura Allen que su hija es una víctima de las circunstancias que rodearon su separación y del resentimiento que seguiría teniendo Mia hacia él, insistiendo en que su comportamiento con su hija Dylan fue siempre irreprochable y que en su momento no se encontraron pruebas de estas acusaciones.